crimen Bigastro

La madre acusada de matar a su hijo de dos años en Bigastro (Alicante) reconoce el crimen y declara que se había drogado

La madre acusada de matar a su hijo de dos años, de nombre Daniel, en una vivienda de Bigastro (Alicante) el 11 de junio de 2022 ha reconocido este hecho y que, además, ejerció violencia física y golpeó en reiteradas ocasiones a este niño y a su hermano gemelo.

La mujer se ha sentado ante un jurado popular en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Alicante, con sede en Elche, por un crimen por el que el ministerio fiscal reclama prisión permanente revisable por asesinato y 33 años de cárcel por maltrato habitual y lesiones. También le piden indemnizaciones de 100.000 euros para cada uno de los hermanos de Daniel: su gemelo (para el que reclama otros 10.000 euros más) y una niña que entonces tenía ocho años, fruto de una relación anterior.

Los hechos se remontan a la noche del 11 de junio de 2022, cuando, según el ministerio público, la procesada regresó a su casa tras jugar en el parque con sus dos hijos gemelos y, mientras uno estaba acostado en la cama, cogió al otro del cuello y presionó hasta que lo estranguló.

Asimismo, los nueve miembros del jurado popular deberán determinar si, con anterioridad a estos hechos, la madre había golpeado a los menores en numerosas ocasiones con objetos sobre la cabeza, el tronco y las extremidades, hasta el punto de provocarles lesiones y secuelas que les dificultaban realizar movimientos.

Consumo de drogas

La acusada, tras reconocerse culpable de la muerte de su hijo, ha admitido, a preguntas de la fiscal, que ejerció violencia física contra los gemelos y que los golpeó en reiteradas ocasiones, algo que incluso les provocó fracturas.

Igualmente, ha declarado que consumió hachís y cocaína el día del crimen, y que tomaba sustancias estupefacientes desde que tenía 20 años –ahora tiene 34–, incluso durante el embarazo de los gemelos. «Antes de ir al parque me puse tres rayas», ha asegurado.

La madre de Daniel ha reconocido que en esa jornada su otra hija estaba con su abuela paterna y que, cuando volvieron de jugar del parque, dio de cenar a los niños, acostó a uno de ellos y se quedó a solas con Daniel, momento en el que le estranguló.

La fiscal ha manifestado ante el jurado que el crimen de Daniel «es el más grave delito contra las personas que existe» y lo califica de asesinato alevoso «porque la víctima es un menor, un ser indefenso».

El otro gemelo, tutelado

Por su parte, el letrado de la Abogacía de la Generalitat, personada como acusación particular, ha recordado que esta institución asumió la tutela del otro gemelo –al estar en situación legal de desamparo– cuando se empezó a sospechar de la madre como causante de la muerte del hermano.

El abogado de la defensa ha sostenido que no va a discutir la posible autoría «ni a diluir la gravedad de los hechos», pero pretende explicar cómo la acusada «estaba bajo los efectos de sustancias estupefacientes, que afectaron a su comprensión de la realidad y a sus circunstancias emocionales y psíquicas en el momento en que ocurrieron los hechos».

«La que va a ser juzgada no es una madre malvada, ni yo soy un abogado malvado, sino que se trata de una mujer atrapada en la dependencia de las drogas y que no era dueña de sus actos. Ahora que es consciente, está profundamente destrozada», ha añadido el letrado defensor.

Guardias civiles y policías

En la primera sesión del juicio también han declarado tres agentes de la Guardia Civil, integrantes de la sección de Policía Judicial en Guardamar del Segura cuando ocurrió el crimen, así como un policía municipal de Bigastro.

Según el relato de este último, el día de los hechos entró en la Policía Local una llamada del 112, en la que se alertaba de que a un niño le faltaba la respiración, y que al mismo tiempo se recibió otro aviso por parte de los servicios sanitarios que se desplazaron en una ambulancia del Servicio de Ayuda Médica Urgente (SAMU) para asistirlo, aunque acabaron certificando su muerte.

El agente ha señalado que observó en el niño fallecido un gran golpe en el ojo y moratones por todo el cuerpo, y ha apuntado que el hermano gemelo estaba durmiendo en otra habitación de la vivienda.

En esta línea, los guardias civiles han explicado que, cuando llegaron hasta el lugar de los hechos, vieron sobre el cadáver de Daniel varias contusiones y moratones por rostro y el cuerpo, además de un ojo hinchado, incluida una herida en la zona superior de la cabeza.

Un guardia civil ha declarado que despertó al otro gemelo, que dormía en una habitación, para comprobar con la médico forense su estado, momento en que le observaron lesiones, hematomas en varias partes del cuello y un golpe en la cabeza, «casi idéntico al que tenía el hermano fallecido». En ese momento, ha aseverado, el niño le abrazó y no quería irse con su madre.

Sobre la versión inicial de la madre, presente en el domicilio, el policía local ha explicado que cuando le preguntó qué había ocurrido ella le dijo, primeramente, que se golpeó jugando en el parque, aunque luego sostuvo «que se había caído de la cuna y que era un niño muy travieso».

Asimismo, uno de los agentes del instituto armado ha dicho que el mujer le explicó que estaban jugando los niños, que Daniel se puso debajo de la mesa del salón y que al salir se dio un golpe en la cabeza, por lo que avisó a los servicios sanitarios.

Por su parte, el jefe de equipo de la unidad de Policía Judicial en el momento del suceso ha relatado que se decidió detener a la madre cuando los indicios apuntaban a que la versión inicial de ella –un accidente– no eran los determinados por personal técnico ni por la autopsia.

Según el agente, intentaron localizarla en la mañana del lunes 13 de junio de 2022, pero se había tomado unas pastillas y estuvo ingresada en el Hospital de la Vega Baja, por lo que la arrestaron cuando le dieron el alta.

Los tres guardias civiles han explicado que en la vivienda se encontró una cuchara grande –según uno de los agentes estaba rota y, con luz química se hallaron restos de sangre–, así como varios envases de un producto que se aplica cuando hay moratones y que estaban en la basura.

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