La Comisión Europea ha pedido a los gobiernos europeos ampliar la prohibición de fumar a determinadas zonas al aire libre en donde los no fumadores estén especialmente expuestos, como son las terrazas de bares y restaurantes, parques infantiles y piscinas o paradas de autobús; al tiempo que ha abogado por aplicar este veto también a los productos emergentes como el cigarrillo electrónico, contengan nicotina o no.
«En una Unión Europea de la Salud, tenemos el deber de proteger a nuestros ciudadanos, en particular a los niños y los jóvenes, contra la exposición al humo y a las emisiones nocivas», ha avisado la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, en un comunicado en el que también ha puesto en valor el compromiso común de lograr una «generación sin tabaco» en el horizonte de 2040.
La recomendación no es vinculante porque los Estados miembro tienen la competencia exclusiva sobre las políticas sanitarias, pero Bruselas les anima a trasladar este objetivo a sus estrategias nacionales «teniendo en cuenta sus circunstancias y necesidades» particulares.
En la descripción de los lugares en donde los servicios comunitario ven necesarias «medidas de protección eficaz contra la exposición al humo de segunda mano y a los aerosoles» destacan las zonas recreativas al aire libre, especialmente si son áreas en donde los niños estén a menudo presentes, como son los parques públicos infantiles, parques de atracciones, piscinas y zoológicos.
Asimismo, Bruselas apunta como lugares en donde actuar áreas al aire libre o semicubiertas cerca de establecimientos, en referencia a balcones, azoteas, porches o patios y también a «restaurantes, bares, cafeterías y otros espacios de locales similares». Las áreas semiabiertas para el transporte público, como son paradas de autobús, tranvías, trenes y aeropuertos también quedan señaladas.
Además, el Ejecutivo comunitario se compromete a ofrecer apoyo financiero para poner en práctica las recomendaciones para reforzar las zonas libres de humos, incluido desde las partidas de 16 millones de euros que las arcas comunitarias reservan para programas de salud y los 80 millones del programa Horizonte para avanzar en el control del tabaco y nicotina.
El equipo comunitario esboza otras iniciáticas para dar apoyo a los Estados miembro en el desarrollo de medidas de prevención para proteger mejor a niños y jóvenes, incluidos los vínculos entre salud física y mental, cuyo desarrollo quedará pendiente de la nueva Comisión Europea que se configurará este otoño.
Según datos del Ejecutivo comunitario, unas 700.000 personas pierden la vida cada año en países de la Unión Europea debido a dolencias vinculadas al consumo de tabaco, incluidas «decenas de miles» cuyo consumo es indirecto por el humo ajeno.