Como no podía ser de otra manera, por fin, ¡Campeones!
El Juventud Torremolinos CF ganó su partido y ya daba igual que el Real Jaén también lograra una victoria. Como se esperaba y, sobre todo, se deseaba, “El Pozuelo” fue una explosión de alegría, y centenares de aficionados se echaron al césped para abrazar y aclamar a sus ídolos, los miembros de una plantilla que, durante toda la temporada, han dado un ejemplo de entrega y profesionalidad.
El representante de la propiedad con sede en Singapur; el consejero de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía y la alcaldesa de Torremolinos, entre otras autoridades, fueron testigos de excepción de esos momentos de euforia incontenida y lógica como punto y final a tanto esfuerzo y tan acariciado triunfo de la ilusión.
El Juventud Torremolinos entonó por fin el “alirón” y ya es equipo de Segunda RFEF por méritos propios.
A estas alturas, no merece demasiada atención entrar en los detalles técnicos del que fue último choque de la temporada, frente al Málaga City. Se trataba de empatar o ganar para no dejar resquicio a la sorpresa. Y los chicos hicieron su trabajo con eficacia.
A partir del pitido final, la fiesta se apoderó del estadio y de un Torremolinos que no se daba una alegría futbolística de este nivel desde hace mucho tiempo. Ahora, toca mirar al futuro y marcarse nuevas metas, que son posibles con esta “nueva” entidad seria, organizada y con profesionales competentes al frente.
Desde los propietarios del Club, ACA Football Partners, con sede principal Singapur; el staff directivo y el cuadro técnico, hasta los jugadores y la afición, hay razones sobradas para la satisfacción y, aún más, para la esperanza de metas más ambiciosas.
Y en este punto, justo es sin duda hacer un punto y aparte en favor del entrenador blanquiverde. Antonio Calderón, tres años después de disfrutar con el anhelo de ascenso de la Real Balompédica Linense, del que lograba instalarse en la Primera RFEF, ha vuelto a hacerlo. El gaditano ha demostrado conocimientos y, sobre todo, que su contratación cuando andaba por tierras belgas fue un acierto.
El “míster” no logró frenar el (casi inevitable) descenso a Tercera RFEF, pero los propietarios mantuvieron un respaldo inquebrantable y le concedieron plenos poderes en el nuevo proyecto, que ahora celebra su primer gran éxito en esta nueva etapa.
Es por tanto tiempo de alegría y de felicitación.
