El autor del doble crimen de Paloma y su hija India, de 8 años, ha sido vapuleado físicamente pero también vapuleado por la prueba testifical y pericial practicada durante en la tercera jornada del juicio celebrado en la Audiencia de Valladolid, donde el acusado, antes de recibir algún que otro mamporro de familiares de ambas víctimas, ha cerrado la tercera jornada alegando que no recuerda nada de lo ocurrido porque un conocido le intoxicó con fentanilo.
Aunque la declaración del verdugo de madre e hija era largamente esperada, la casi ‘batalla campal’ registrada en la sala de vistas del jurado ha dejado en un segundo plano el testimonio exculpatorio del acusado, ya que sobre las 11.00 horas es cuando el padre biológico de la niña, un hermano de éste y la expareja de Paloma, que se encontraban entre el público, se ‘han tirado’ al unísono contra David M.L. en el preciso momento en el que las peritos-forenses se encontraban detallando las brutales lesiones que presentaba el cadáver de la pequeña.
Los murmullos de ira e indignación procedentes de los bancos de la familia ya se habían hecho audibles minutos antes, cuando uno de los dos policías que analizaron los dos cuchillos de cocina de grandes dimensiones usados en el doble crimen empuñó uno de ellos ante el jurado para mostrar cómo David había acometido a la madre, pero la situación más tensa estaba por llegar y se produjo minutos después en el instante en el que las forenses señalaron que la primera lesión recibida por la niña, mortal de necesidad, la había recibido en la confluencia de la frente y el nacimiento del pelo y que la cuchillada le había llegado hasta el cerebro.
«¡Asesino de niñas, hijo de puta, cobarde…!» gritaban entonces a coro el padre de la niña, su hermano y el exnovio de Paloma antes de dirigirse llenos de ira hasta donde se hallaba sentado el acusado y, arrojándose en plancha, han librado la mesa que les separaba y han llegado hasta su objetivo. En pocos segundos, los tres familiares, el encausado y distintos agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que integraban el dispositivo de seguridad se han enzarzado y caído al suelo, los primeros en su intento por linchar al acusado y el resto por protegerle.
En la maraña de intervinientes no han faltado ni siquiera los abogados de las distintas partes y hasta el fiscal del caso, que incluso ha recibido un golpe en el costado, o el propio defensor de David, que también ha recibido algún impacto en una rodilla. David se ha llevado igualmente algún coscorrón.
Restablecida la normalidad, tras reducir los agentes a los tres familiares de las fallecidas y ordenar el magistrado presidente el desalojo total de la sala, la tercera jornada se reiniciaba casi una hora después con la presencia sólo de los periodistas y de alumnos de Derecho.
Lo ocurrido ha desdibujado la esperada versión de los hechos ofrecida más tarde por David M.L, quien, tan sólo a preguntas de su letrado, ha insistido en su versión de la amensia, es decir, que la tarde previa estuvo tomando unas copas con unos amigos en La Cistérniga y Valladolid y que uno de ellos, Julio S, le invitó en un bar de la primera localidad a algo que creyó cocaína pero que entiende que fue fentanilo.
El acusado ha responsabilizado de su intoxicación a ese conocido, del que ha explicado que es conserje en un conocido colegio de Valladolid y ha denunciado que lo que le pasó a él «le puede ocurrir a cualquiera», a lo que ha añadido que desde entonces solo recuerda una bandera colombiana en un bar de La Rondilla y a partir de ahí el vacío más absoluto. «Cuando recobré la consciencia me encontraba ya en el hospital», ha asegurado David, algo que no concuerda con los testimonios de la doctora, la enfermera y de varios policías que estuvieron con él tras el doble crimen y que coinciden en que se encontraba lúcido, plenamente consciente y preguntón.
Llora cuando habla de la niña
También a preguntas exclusivas de su abogado, el acusado ha asegurado que su relación con Paloma e India era «excelente», ha negado que hubiera tenido algún problema previo con su pareja y hasta se ha definido como «una buena persona, una persona antiviolencia», para acto seguido, entre sollozos, explicar que con la pequeña jugaba todas las noches a la maquinita y estaba siempre «dispuesto y disponible» para todo cuando necesitara. «Pasaba más tiempo con ella que con mi propio hijo», ha apostillado, quien en los últimos compases de su declaración ha pedido perdón por lo ocurrido. «Lamento mucho lo que ha sucedido, tengo una gran tristeza y dolor en mi corazón», ha puesto como broche.
Si el acusado ha salido este viernes vapuleado, estricto ‘sensu’, también lo ha sido respecto de la prueba pericial practicada en esta tercera jornada–los informes finales se expondrán el lunes–ya que las forenses que se entrevistaron con David se han mostrado categóricas al afirmar que «no tiene ninguna enfermedad mental, salvo rasgos de personalidad más marcados que otras personas, como la impulsividad, el narcisismo, la depresión…pero sin que ello le afecte a la capacidad de querer y conocer», algo que, según añaden, corrobora la forma en la que se comportó la madrugada de autos.
«Ha mentido constantemente»
Pero además, las peritos también han sido rotundas al afirmar, sin atisbo de duda, que David «ha mentido constantemente» en las dos entrevistas mantenidas con él ya que incurrió en numerosas contradicciones. «La mentira es su modus vivendi, es tan mentiroso que ni siquiera se acuerda de las mentiras que cuenta», ha advertido una de las peritos, que, al igual que su compañera de pericial, descarta que el acusado estuviera afectado aquella noche por alcohol u otro tóxico.
Ambas expertas también ha dictaminado sobre las heridas en los cuerpos de las víctimas, lo que ha desembocado en el ya citado intento de linchamiento del acusado por familiares de Paloma e India, la primera con 27 lesiones por todas las partes del cuerpo, de ellas 17 por arma blanca, y la segunda con cinco cuchilladas, la mortal y primera en el cráneo, otras tres en la espalda y una última en medio de las mamas.
Respecto de Paloma, acuchillada en la cocina, las lesiones las recibió estando ya caída en el suelo y las más graves afectaron al corazón y los pulmones, aunque las peritos entienden que el resto de cuchilladas también tenían potencialidad mortal. Presentaba igualmente lesiones de defensa o autoprotección en las manos que evidencian que llegó a agarrar el cuchillo por el filo para que su verdugo cesara de acometerla, pero también tumoraciones en los labios y una luxación de mandíbula, indicios de que sus gritos trataron de ser sofocados por David e incluso que éste pudo tratar de asfixiarla. «La muerte no fue instantánea pero se produjo en pocos minutos», dictaminan.
Más duro ha sido el informe sobre la peque, acuchillada en el sofá donde se refugió mientras alertaba con un móvil al 112, la primera lesión, «mortal de necesidad», fue la cuchillada que impactó en el cráneo, lo perforó y llegó hasta el cerebro, a las que siguieron, sin poder determinar el orden, otras tres en la espalda y una entre las mamas.
En este caso, la muerte sí fue instantánea, tanto por la cuchillada como por el brutal impacto producido por el golpe del arma. «Se tiene que emplear mucha fuerza para romper el cráneo», ha insistido una de las peritos, quien mantiene que el acuchillamiento de la niña pudo producirse cuando se encontraba de espaldas al acusado.
El lunes se expondrán los informes, antes de que el jurado reciba el objeto del veredicto que determinará la suerte de David M.L. Con carácter provisional, las acusaciones pública, las tres particulares y la popular ejercida por Clara Campoamor solicitan 25 años de cárcel por el asesinato de Paloma y prisión permanente revisable por el de la niña, mientras que la defensa pide 25 en total por doble homicidio.